La personificación, también conocida bajo el nombre de epopeya, es una figura retórica que consiste en atribuir a un objeto abstracto o inanimado cualidades o acciones humanas. Por ejemplo: El viento se enojó. / La muerte tocó a su puerta.
Algunos ejemplos de personificación son:
- El árbol abrazaba a aquel pequeño arbusto desprotegido ante el furioso viento que peinaba la copa de los sauces.
- La muerte llegó y sorprendió al anciano mientras caminaba por el bosque.
- Todo lo mira la luna de abril, ella sigue las olas que se tienen que ir.
- El conejo estaba seguro de que podría vencer a la tortuga, que se desplazaba muy lentamente. Es por esto que decidió relajarse y visitar a sus amigos. Cuando se dio cuenta, ya era tarde, la tortuga, con su paso lento pero constante, había alcanzado la meta y lo venció.
- La bicicleta se quejaba por los años que tenía.
- La flor lloraba y gritaba cuando se dio cuenta de que el niño la abandonaba para nunca volver. Le suplicó que le haga compañía y tuvo que dejar de lado su orgullo por primera vez.
- Cada vez que el tren llegaba a la estación chillaba, por lo que todo el pueblo advertía que alguien nuevo llegaría al lugar o bien, lo abandonaría para comenzar una nueva vida en la furiosa ciudad.
- Las plantas, como cada mañana, se desperezaron al ver los primeros rayos de sol que cubrían sus hojas.
- El perro sonrió de alegría al ver que el niño regresaba de su primer día de clases.