La honestidad es la capacidad de expresar pensamientos, sentimientos e ideas de manera auténtica y coherente. La honestidad apela a valores como la verdad y la justicia.
Algunos ejemplos de honestidad en la vida cotidiana son:
- Es honesto devolver aquello que se encuentra.
- Es honesto no hacer trampa en exámenes o pruebas.
- Es honesto no engañar a los clientes.
- Es honesto hacer referencia a las fuentes utilizadas en un determinado trabajo.
- Es honesto acceder a puestos laborales por mérito propio.
- Es honesto aceptar cuando se ha cometido un error o equivocación.
- Es honesto cumplir con las promesas.
- Es honesto decir la verdad, por más que duela admitirla.
- Es honesto narrar los hechos tal cual sucedieron y no manipularlos.
- Es honesto mostrarse ante el mundo tal cual cada uno es.
- Es honesto reconocer los méritos ajenos.
- Es honesto realizar el trabajo o las tareas que han sido encomendadas.
- Es honesto admitir y reconocer que aquello en lo que se creía, no era lo correcto.
- Es honesto decir de frente a una persona lo que se cree de ella.
- Es honesto devolver lo que le había sido prestado.
- Es honesto pagar las deudas.
- Es honesto mantener las posturas ideológicas o de cualquier índole.